sábado, 22 de noviembre de 2014

Hacia una revuelta del espíritu


"La religión es el opio del pueblo". Bien, perfecto, no creo en Dios, no voy a la Iglesia, renuncié al catolicismo hace años, pero había algo que no encajaba dentro de mí con toda esta nueva filosofía de la no creencia en nada más allá. Ahora tengo claro que pasé de estar cegada por la Iglesia a estar cegada por la razón, la supuesta objetividad, me creí eso de lo que ven mis ojos es lo que existe, creer en algo más es hablar de suposiciones.

Escucho a Snatam Kaur mientras le doy vueltas a cómo abordar el asunto del espíritu dentro de las luchas sociales, entonces me doy cuenta que es cuestión de querer, o no querer, abrirnos al mundo y a nosotrxs mismxs. Era demasiado fácil renunciar a la Iglesia y creer en la Ciencia, lo objetivo, la razón. Lo perfecto, lo que se ve, lo real, lo que dicta el sentido común.

Risas, burlas, bromas de mal gusto, insultos, menosprecios, aires de superioridad, marginación. Dentro de las luchas sociales y políticas echo en falta una visión que integre la revolución exterior junto con la revolución interior del espíritu. Más yoga, más meditación, más vivencias y convivencias. Me cansan las charlas, aunque algunas sean interesantes, pero es ese formato, uf, no lo soporto, quiero vivir, experimentar.

Todavía recuerdo las risas de algunxs en la acampada Sol-15M al mirar al grupo de espiritualidad. Pues sin limpiar nuestra mente y nuestro espíritu no llegaremos a ninguna parte. Cada unx elige su camino pero mi lucha no es menos porque no me vista de negro y lleve pasamontañas, tampoco es más.

Si nuestro cambio no sale de dentro nada cambiará fuera o lo que cambie será solo el decorado de una farsa.