sábado, 27 de septiembre de 2014

Un año después




















 Hacer balance un año después y sentirme fuerte, arropada, querida, pero querida de verdad, sin chantajes ni mierdas. Hacer balance y dar gracias al destino a la vez que lo maldigo, pero prefiero darle las gracias por el momento presente. Hacer balance para darme cuenta de lo que he cambiado, o no, espera, no es que haya cambiado, sino que quizás una parte de mí estaba escondida, dormitando, esperando su gran momento, y ese momento es ahora. Hacer balance un año después y verlo todo tan cerca y tan lejos a la vez, aunque ahora mismo lo siento lejos, muy lejos y así lo quiero.

Un año, un año entero, buf, y hacer balance, el verano, que nos da demasiado tiempo para pensar, hablar y volver a pensar sobre lo hablado. Y podría hablar de todo lo malo, de lo doloroso, de lo asqueroso, de lo mierdoso, del maltrato, de la supervivencia, del engaño, de hostiazos mentales... Pero hoy no es ese momento, prefiero hablar de sororidad, de apoyo mutuo, de las amigas, de las risas compartidas, de las noches de brujas. Prefiero contar que mi empeño en ser yo misma y en juntarme más con ellas y ellxs está dando sus frutos, la lucha contra la aprobación masculina va dando sus frutos. Miro mi agenda y mis tiempos, ya no son para ellOs, ya no son para los machos, son para mí y para la panda de locas y loques que comparten vivencias y curro cotidiano.