viernes, 26 de octubre de 2012

Nunca seré una chica Bond




¿Te has preguntado alguna vez por qué se cuestiona tanto el físico de las mujeres? ¿Por qué somos admiradas cual escultura o piedra preciosa? ¿Por qué somos exhibidas en escaprates, revistas, pasarelas, películas...? ¿Por qué debemos entrar en sus tallas? ¿Por qué tenemos que adaptarnos y amoldarnos a sus normas? ¿Por qué para ello debemos malnutrirnos, encorsetarnos, echarnos potingues, operarnos, o mejor dicho, mutilarnos? ¿Por qué nos hacemos daño constantemente? ¿Por qué, si sabemos que estamos mutilando nuestro cuerpo, seguimos haciéndolo? ¿Por qué no paramos? ¿Por qué nos cuesta tanto salir de la rueda del consumo de cuerpos, superficial y vacío? ¿Por qué no decimos basta? ¿A que tenemos miedo? ¿Tenemos miedo de que no nos acepten? ¿Tenemos miedo a estar solas? ¿O tenemos miedo de nosotras mismas? Es el miedo a saber que no somos perfectas, a mirarnos al espejo sin trampas, sin maquillajes y ver que el reflejo no nos gusta, pero no por nuestro cuerpo, sino por lo que esconde. Lo que esconden los cuerpos, lo que encierran en sus cabezas duele más que miles de agujas atravesando el corazón, las palabras machacan tu cabeza, te dicen cómo tienes que ser, cómo no debes ser, cómo hacer para gustar a alguien, para atraerle, en definitiva, cómo perfeccionar tu envoltorio (aunque el interior esté destrozado y roto) para conseguir engañar a alguien que te quiera. Pero este engaño no dura siempre, tarde o temprano el cuento de hadas acaba, para bien o para mal. Los míos acabaron para bien, no me gustan, me hacen daño, no quiero más príncipes azules, ya no quiero ser princesa. Ya no quiero esperar ni sufrir por culpa del amor romántico, pero, en ocasiones, mientras duermo, el miedo vuelve, vuelve para recordarme que vivo en una sociedad patriarcal, que se mantiene en pie debido al miedo y a la escsez, en realidad se sostiene por el racionamiento del deseo, de los sentimientos, del amor (o como queráis llamarlo), del cariño. Sólo una persona que tiene poco teme perder ese poco que tiene (los celos), en la abundancia no hay miedo a perder porque siempre hay. La lucha está en conseguir que todxs tengamos cariño de sobra, amor de sobra y que nuestros deseos cobren forma, que no se aislen en una habitación oscura y triste a llorar porque el miedo los dejó cerrados.

Dejaré volar mi cabeza y mi cuerpo siempre que no vuelva el miedo, me miraré en el espejo para gustarme y quererme, me miraré todos los días, una y otra vez para decirme: "no soy una chica Bond, ni lo fui, ni lo seré; es más, no quiero serlo. Solo quiero ser yo, quiero ser libre y, si quieres, compartiremos la alegría de luchar por nuestras libertades, pero si vienes a quitarme la mía será mejor que te busques otro lugar donde depositar tus miserias; mi cabeza vuela libre, no intentes atraparla."

domingo, 7 de octubre de 2012

Llámame loca




Llámame loca por gritarte por la calle, por perseguirte con mis tijeras y mis botas, llámame loca por defenderme. Llámame loca por estar alerta y mirarte mal cuando pasas por mi lado, por responder con contundencia a las agresiones, por querer seguir saliendo sola sin necesidad de un macho a mi lado. Llámame loca si quieres, pero no vas a conseguir callarme, gritaré hasta que reviente mi graganta o hasta que tus oídos sangren. Llámame loca, bruja, puta, guarra, desviada, histérica, cortapollas, hembrista, feminazi,  exagerada, inestable... Llámame lo que quieras, que seguiré pensando por mi misma, luchando por mi autonomía, ni tú ni ningún machito va a decirme cómo me debo comportar, qué tengo que hacer, hablar o pensar, cómo debo vestirme o desvestirme. Si quieres sumisión deberás matarme, pero después de muerta no te serviré, seguiré siendo libre, más libre que ahora. No quiero tu aprovación, no la necesito; no quiero tus paternalismos, no necesito que me protejas, no soy la damisela en apuros; no quiero tus piropos, no necesito que me recuerdes que soy un objeto de admiración y como tal así me tratas; no te quiero ver, ni oir ni soportar, sobre todo no te quiero en este mundo. Lo único que quiero es que entiendas que NO SOY TUYA y que NO SIGNIFICA NO.

Ha quedado claro machito engreido tocaculos? Si te alcanzo, la próxima no la cuentas.
Dedicado a las personas que sufrimos el acoso por habitar un cuerpo llamado mujer, seguiremos luchando. Hasta que el último machito haya desaparecido!