Creo que las personas que se pasan su vida odiando a lxs demás no viven, ni dejan vivir al resto, sus malas energías se contagian y hacen que las personas que lo notan se alejen o acaben contagiándose de ese espíritu destructivo. Yo no quiero pasarme mi vida odiando y, aunque sé que hay gente que no perdonaré en la vida, el odio pasa y no dura para siempre, pero esto lo hago por mi salud física y mental, no por la persona a la que no soporto. Hace tiempo que intento asumir que no le caigo (ni le caeré) bien a todo el mundo, incluso asumo que hay quien me odia y quien me quiere ver fuera del planeta (o por lo menos de su vista). A la vez que asumo esto me centro en todxs lxs amigxs que tengo, lxs que tuve y lxs que me quedan por conocer; toda la energía positiva que me aportan, los momentos juntxs me llenan de vitalidad.
Imponer por la fuerza (ya sea física, verbal, de poder, de privilegio...) es algo que prefiero dejar en manos de quienes se llenana de odio, mi fuerza interior la uso para llenarme como persona y para compartirla con quienes estén conmigo. Esto no quiere decir que no me vaya a defender de las agresiones ni que no ataque las injusticias, pero a parte de esto existe un umbral de debates, discusiones, conflictos, problemas, peleas que pueden gestionarse de otra manera. Para crear un mundo nuevo debemos crear propuestas de cambio desde la base, desde nosotrxs mismxs.
SU LEY DEL MÁS FUERTE NO CALLARÁ MIS PENSAMIENTOS, NI CALLARÁ MI VOZ HASTA QUE NO ME CORTEN LA GARGANTA.